El salón-comedor es, probablemente, el espacio donde más convive la vida cotidiana: comidas familiares, sobremesas largas, momentos de descanso, trabajo improvisado y conversaciones que marcan la memoria de una casa. Por eso, cuando pensamos en distribución del salón-comedor en Valencia, no hablamos únicamente de colocar muebles con lógica; hablamos de construir un escenario donde el día a día pueda fluir con naturalidad.
En Buraglia, cada proyecto parte de una premisa muy clara: los espacios deben facilitar la vida, no condicionarla. Una buena distribución transforma un ambiente en un lugar habitable, acogedor y equilibrado. Un lugar que se siente propio desde el primer paso.
La luz natural como eje de la distribución
La luz determina la manera en que percibimos cada zona del salón-comedor. Su dirección, su intensidad y la forma en que se filtra a través de cortinas ligeras o carpinterías verticales define dónde apetece sentarse, dónde funciona mejor una mesa y qué zonas se convierten en tránsito natural.
En muchos hogares de Valencia, la entrada de luz suele estar condicionada por la orientación y las ventanas que dan al exterior. Por eso, uno de los primeros pasos en un proyecto de Buraglia es identificar cómo entra la luz y cómo podemos acompañarla con los muebles, materiales y texturas adecuadas.
Una distribución bien pensada no tapa la luz: la guía, la suaviza o la realza, creando un salón-comedor más amplio, más cálido y más sereno.
Definir sin dividir
En el diseño actual, las estancias abiertas están ganando protagonismo, pero eso no significa que deban perder carácter. La clave está en diferenciar sin levantar barreras.
¿Cómo se consigue?
- Con alfombras que delimitan el área de estar sin restar amplitud.
- Con mesas cuya forma y proporción acompañan el paso entre zonas.
- Con mobiliario que articula el espacio sin bloquear.
- Con iluminación por capas que marca momentos diferentes del día.
En nuestras reformas en Valencia, evitamos sobrecargar el espacio. El salón-comedor funciona mejor cuando respira, cuando existe coherencia visual entre materiales y colores, y cuando la transición entre un área y otra se produce de forma natural
Mobiliario elegido según la escala de la estancia
Tener una pieza icónica no sirve de nada si no deja moverse con comodidad. Y lo contrario también ocurre: una mesa demasiado pequeña puede empequeñecer la estancia.
Por eso, antes de elegir las piezas, analizamos:
- El tamaño real del espacio disponible.
- El flujo de paso entre zonas.
- La relación entre las alturas (sofá, mesa, aparador).
- El equilibrio visual entre llenos y vacíos.
Cuando la proporción es correcta, el salón-comedor no se siente abarrotado ni disperso. Se siente equilibrado. Hay armonía entre forma y función.
La mesa como centro emocional
En muchos de nuestros proyectos en Valencia, la mesa del comedor se convierte en la protagonista silenciosa del espacio. No solo por su forma o material, sino porque actúa como punto de articulación entre las zonas de estar y los accesos secundarios.
Elegimos mesas que aporten presencia sin imponerse: piezas que convoquen a la familia, que acompañen la luz natural y que propongan una experiencia sensorial coherente con el resto del proyecto.
La clave está en que la mesa invite a sentarse, conversar y compartir. Su ubicación define la dinámica del día a día.
La zona de estar: equilibrio entre recogimiento y apertura
Crear un refugio dentro del espacio común
El salón debe ser cómodo, acogedor y funcional. Pero también debe dialogar con el resto del espacio. Por eso, organizamos la zona de estar pensando en:
- La relación entre sofá y puntos de luz.
- La conexión con la zona exterior si existe.
- La presencia de elementos decorativos que aportan calma.
- La distancia justa respecto al comedor para no aislarlo.
Un buen salón no es solo un conjunto de muebles. Es un lugar donde se descansa, se mira hacia fuera, se comparte un café o se apaga el ritmo del día.
Coherencia visual para una experiencia unificada
En los proyectos de Buraglia, apostamos por materiales que dialogan entre sí: maderas cálidas, lacas suaves, tonos neutros, tejidos agradables al tacto y arte que conecta con la esencia del hogar.
La distribución no es solo una cuestión de dónde se coloca cada cosa. También tiene que ver con cómo se enlazan los materiales:
- Un mismo tono en paredes y cortinas aporta continuidad.
- La madera genera calidez y transición entre zonas.
- Las piezas escultóricas aportan ritmo sin alterar la serenidad del espacio.
- Los metales suaves equilibran el conjunto sin estridencias.
Cuando todo está conectado, el salón-comedor se siente coherente, amable y habitable.
Señales de que la distribución está funcionando
Hay algunos indicadores muy claros:
- Puedes caminar sin esquivar muebles.
- La mesa invita a quedarse.
- El sofá tiene una posición natural respecto a la luz.
- La estancia se siente más grande de lo que es.
- Las zonas se perciben diferentes, pero conectadas.
- El espacio transmite calma.
Cuando se consigue esta sensación de bienestar, sabemos que la distribución está cumpliendo su propósito.
El toque Buraglia: diseño que se vive
Cada hogar es diferente, y por eso cada distribución también lo es. No seguimos fórmulas rígidas ni modas que caducan. Diseñamos pensando en las personas que van a vivir allí: en su ritmo, en sus rutinas, en lo que les hace sentir bien.
El objetivo no es solo crear un salón-comedor bonito. Es crear un lugar para vivirlo. Conclusión: cuando los espacios fluyen, la vida también lo hace
Para nosotros, una buena distribución de salón-comedor en Valencia no se limita a colocar muebles. Es un ejercicio de sensibilidad, equilibrio y escucha. La luz, la proporción, los materiales y las transiciones marcan el carácter de un hogar.
Y cuando todo encaja, cuando la estancia fluye con naturalidad, el resultado es un espacio que acoge, acompaña y perdura.



